Un día de paro en la fábrica. Viaje a Grisel para pasar el día, trabajar un poco en casa y hacer unas fotos de la sima de Rejesús que me ha pedido Ramón para la revista. Aprovecho también para actualizar el avance de las obras del pueblo.
Como siempre me cuesta llegar a la sima. Sé donde está pero invariablemente doy muchas vueltas hasta encontrarla. Vuelvo por otro sitio por el que he ido, pensando que por ahí el camino será más fácil y cómodo: siguiendo la acequia de Irues que lleva un agua cantarina y cristalina.
Explotan ante mí los mil colores de este recién comenzado verano que es como una primavera tardía a causa de la cantidad de lluvia que nos ha caído hasta hace unos días. Me es imposible abstraerme de la infinidad de tonos y matices que me rodean y comienzo a "disparar" a las flores humildes y bellas que brotan por doquier. Casi no se ni el nombre de ninguna de ellas pero mi ojo mira por el visor y me gusta lo que ve. Disparo, disparo, disparo... Amapolas, margaritas, humildes cardos, la flor del olivo tan pequeña y preciosa, los minúsculos racimos de uva formándose... y ya al llegar a casa aún me sorprenden las flores que tengo en mi corral...
Os dejo aquí una pequeña muestra de lo que vi el pasado 27 de Junio para que disfrutéis los que no tenéis oportunidad de estar estos días en Grisel.
Joaquín Marco