EL CASTILLO
El castillo de Grisel se engloba dentro del conjunto de fortificaciones que conformaron la línea defensiva de la frontera noroccidental entre Castilla y Aragón. La primera propiedad documentada lo fue de D. Lope Ferrenh de Luna, pasando más tarde en el siglo XIV a Hugo de Cardona que posteriormente vendería en 1352, al Cabildo de Tarazona. Parece probable que sería el Cabildo quien acometiera en estas fechas la configuración actual del castillo, con el cerramiento de la muralla, como primer recinto defensivo, y el recrecimiento de los muros, tal como se aprecia en la fachada principal. Este recrecimiento, con superposición de almenado, es visible en otros castillos del entorno, y parece obedecer a los episodios de la guerra de los dos Pedros.
En la configuración actual, se trata de un castillo medieval de planta rectangular de 35 x 20 metros, con dos muros exteriores de sillar, rodeado de una muralla defensiva exterior también de sillar, que deja un paso perimetral de dos metros de anchura, y que conserva en algunas zonas almenado y saeteras originales. Conserva también, la puerta de entrada de arco apuntada, y restos de la puerta de entrada a la muralla.
Es evidente, la existencia de un torreón anterior de grandes sillares, toscamente labrados y que podría estar relacionado con los aljibes que posteriormente se han encontrado y excavado, y que parecen de origen musulmán. Este torreón de 14 x 5,5 m. de planta y 2 m. de espesor de muros, estaba muy deteriorado, el interior vaciado, y con el muro norte que da al patio, perdido.
En este muro norte, estaría la puerta de acceso a este torreón o Torre del Homenaje, situada en la segunda planta y con acceso con escalera de mano, como es habitual en este tipo de construcciones.El interior del castillo, se organiza en torno a dos muros longitudinales de tapial, que con los exteriores de sillar dan lugar a tres crujías, limitadas por un muro transversal enfrentado al torreón primitivo, y que conforma un amplio patio. Existe otro patio opuesto al anterior, de menores dimensiones, y que dispone de una escalera de piedra sillar que accede al adarve defensivo del castillo, a otro torreón más pequeño.
El castillo de Grisel, mantiene todavía los elementos exteriores propios de su función defensiva, como remate almenado, saeteras, adarve perimetral y matacán sobre la puerta de entrada. El interior había sido modificado por el uso último de viviendas, pero se han podido delimitar las estancias principales, entre los siglos XIV al XVI, destacando una pequeña capilla sobre la puerta de entrada, con bóveda de crucería. Los forjados más antiguos, del s. XIV, son a base de vigas de gran sección con alcamias, y los más recientes, del s. XVI, son con vigas labradas y vueltas de yeso. Se conservan varias puertas originales de la reforma del s. XVI. La cubierta principal, con modificaciones del el siglo XVI, era inclinada a dos aguas. En la restauración ha sido reducida para liberar
el almenado en el que se apoyaba, y ocultaba, y se ha sustituido, en parte, por una cubierta plana ventilada. La capilla se ha rematado con una cubierta inclinada a cuatro aguas, dejando libre el adarve.Después de la restauración a que ha sido sometido el Castillo en estos últimos años, tras la venta del mismo en 1988 a su actual propietario, se han realizado en el mismo infinidad de actividades culturales: exposiciones de pintura, antigüedades, fotografías, etnográficas, variados conciertos de música, presentaciones literarias, certámenes de poesía, etc..; que han puesto de manifiesto que un edificio como éste representa para un pueblo como Grisel, un foco de permanente atracción de visitantes. Tras la correspondiente transformación y adecuación en el verano del 2014 ha quedado abierto al público como Hotel con Encanto.
IGLESIA DE NTRA. SRA. DE LA ASUNCIÓN
Es un edificio del siglo XVI, construido entre 1549-1552 con ladrillo y tapial, tiene acceso a través de una puerta enmarcada por una triple rosca y coronada por un óculo. La torre se encuentra adosada a la cabecera en el lado del Evangelio, constando de tres cuerpos, correspondiendo el central a las campañas, rematada con un chapitel octogonal. En el lado opuesto se encuentra la sacristía, sencilla y sin interés arquitectónico. El interior es de una sola nave con capillas entre los contrafuertes que cobijan diversos retablos, presbiterio destacado y el coro elevado a los pies. Se cubre con bóveda de crucería estrellada que arrancan de unos curiosos bustos de yeso simbolizando apóstoles y santos.
Otras imágenes y objetos destacados son: La Virgen la Huerta o del Rosario y una lamina de cobre huecograbado con la imagen de la Anunciación, ambas del siglo XV; la Virgen de la Pera, un crucifijo y un cáliz repujado del siglo XVI; un Cristo Crucificado y varios relicarios del siglo XVII; imagen barroca de la Virgen de las Mercedes, patrona de Grisel, Santa Bárbara los relicarios de San Bonifacio y San Fructuoso del siglo XVIII; y más recientes, imágenes de la Inmaculada, Corazón de Jesús, Santa Rita, Santa Teresita y la Virgen del Pilar.
EL PUEBLO
Se estructuró el núcleo del mismo alrededor del castillo que domina todo el casco urbano. Las casas más antiguas son de adobe y tapial, aunque también las hay de mampostería y las más modernas de ladrillo. Responden a las típicas construcciones de la zona, con edificios de dos plantas. La baja con cuadra para los animales (hoy reconvertidas en bodegas o frescos patios), la primera donde normalmente se ubicaba la cocina (el lugar principal de la casa) y las salas o dormitorios con algún balcón al exterior; y la segunda, que era empleada hasta no hace muchos años como granero y almacén.
En las afueras del pueblo y aprovechando las suaves pendientes de varios cerros, encontramos en la parte baja de los mismos unas bodegas subterráneas, típicas de zonas vitivinícolas, algunas abandonadas, pero otras en buen uso para guardar vino y adecuadas muchas de ellas, más recientemente, para reunirse alrededor de una buena merienda. Durante bastantes años algunas de estas bodegas fueron utilizadas como viviendas, constando de habitaciones interiores, incluso cocina con la chimenea visible desde el exterior, fueron abandonadas entre mediados de los años de 1950-60, cuando comenzó la emigración de muchos griseleros a las grandes ciudades. No obstante en la actualidad algunas de ellas, convenientemente restauradas y adecuadas, son todavía utilizadas y muy apreciadas por su peculiar microclima.
Grisel es quizás uno de los pueblos de la comarca que más ha saneado su casco urbano, derribando los edificios más deteriorados o ruinosos, y actualmente su pequeño casco urbano se encuentra muy bien conservado, sobre todo estos últimos años con la restauración de varias de sus casas y la construcción de algunas de nueva planta. Asimismo la edificación de un nuevo Ayuntamiento, con modernas instalaciones, incluido el consultorio médico, y varias salas polivalentes; las mejoras realizadas en sus calles, nuevas zonas verdes, y sobre todo deportivas y de ocio, como el Pabellón Polideportivo y la magnífica piscina climatizada, hacen de Grisel un lugar idóneo tanto para residir en él, como para pasar fines de semana y vacaciones.
LAS CASILLAS
Uno de los principales objetivos de la Asociación Cultural “La Diezma” es salvaguardar los usos y costumbres de nuestros antepasados e intentar conservar, recuperar, difundir y poner en valor nuestro patrimonio cultural. Es por ello por lo que dándonos cuenta de la importancia y singularidad que podían tener en nuestro municipio, y aún en la Comarca de Tarazona y el Moncayo, el amplio conjunto de construcciones cónicas que salpican nuestros campos y monte de la Diezma o Ciesma, nos propusimos realizar las acciones que nos llevase a su mejor conocimiento, evaluar su estado y llegar a conocer su historia u origen, para en su caso iniciar un proyecto de protección, consolidación y recuperación.
En una primera fase se localizan y fotografían las casillas, sorprendiéndonos a nosotros mismos el elevado número hallado. Con este material realizamos en San Jorge del año 2000 una exposición de fotografías y planos para intentar mostrar y acercar esta realidad a los habitantes de Grisel. El deseo de llevar a cabo un trabajo más serio y riguroso tal vez excedía a nuestra capacidad, por lo que después de muchos contactos, consultas y búsqueda hallamos en Felix A. Rivas, perteneciente al Instituto Aragonés de Antropología, licenciado en Historia del Arte y Técnico en Patrimonio, la persona idónea para ayudarnos en la realización “académica” del trabajo. Después de dos largos años de trabajos de campo, entrevistas, consultas de archivos y bibliotecas, investigación y redacción dimos por finalizado un extenso, pormenorizado y, creemos, atractivo estudio que no sólo abarca las casillas sino que analiza también el devenir histórico, paisajístico, ganadero y agrícola del monte de la Ciesma o Diezma y el pueblo de Grisel. Fragmentos, en fin, de nuestra historia.
El trabajo completo está editado electrónicamente por el Servicio de Patrimonio Etnológico, Lingüístico y Musical de la Diputación General de Aragón:
http://www.aragob.es/edycul/patrimo/etno/grisel/portada
y en el libro publicado conjuntamente por nuestra Asociación, el Ayuntamiento de Grisel y el Centro de Estudios Turiasonenses de la Institución Fernando el Católico.
Pequeño resumen
El monte de la Ciesma fue hace siglos un bosque que la acción del hombre ha ido deforestando, pasando a convertirse en una importante zona de pastos para los ganados de la comarca por su clima y cercanía al Moncayo. Hacia el final del siglo XIX la plaga de la filoxera acabó con casi toda la viña en Francia, por lo cual el vino español era comprado a un precio muy alto. Esta circunstancia llevó a roturar y poner en cultivo muchas zonas del territorio para plantar vid, entre las que se incluyó el monte de la Ciesma.
Las especiales características geológicas del suelo hicieron enormemente difícil y duro trabajar estas laderas, aflorando ingentes cantidades de piedras que fueron utilizadas para hacer los orillos o ribazos que sujetaran la tierra en los bancales y para construir nuestras preciosas casillas de pico.
Son unas edificaciones de planta circular, un solo vano de entrada y una forma característica convexa o puntiaguda construidas en piedra seca; técnica consistente en levantar muros a base de piezas de piedra o mampuestos sin colocar ningún tipo de argamasa o mortero entre ellos. Las medidas del diámetro de la planta presentan un intervalo entre 2 y 3,6m y la altura interior unos valores entre 3 y 3,5m con dos clarísimas excepciones: la más pequeña con sólo 1,5m de altura y la más grande que mide unos extraordinarios 6,3m. La cubierta de las casillas de pico de Grisel tiene todas las características de una verdadera cúpula, siendo una de las soluciones técnicas más acusadas que la diferencian de otras construcciones similares abundantes en toda el área mediterránea levantadas siguiendo el proceso de falsa cúpula por aproximación de hiladas.
La diferencia entre estas dos técnicas reside en que mientras en la falsa cúpula el ligero vuelo al interior del extremo de cada una de las piezas que forman las hiladas se contrapesa en la parte no saliente de las piezas, en las casillas de Grisel una correcta colocación de cada piedra ligeramente inclinada hacia el interior (y no hacia el exterior como en la falsa cúpula) permite que todas las piedras descansen unas sobre otras ejerciendo el mismo empuje en todas las direcciones. Cerrando esta cúpula aparece en casi todos los casos una piedra en forma de punta dirigida hacia el suelo. Sería la auténtica piedra clave, talón o clavo que da rigidez a toda la estructura.
Las 27 casillas halladas podemos agruparlas en tres tipologías: las propiamente llamadas casillas de pico que son las más abundantes, las casillas-cueva que carecen de cubierta por estar totalmente excavadas y las casillas anexas a un corral o barrera, de clara función pastoril. Estas casillas han servido durante más de un siglo de apoyo en las labores agrícolas a los labradores, guareciéndolos del frío durante el invierno, dándoles sombra en los tórridos veranos, refugio ante una imprevista tormenta, abrigo donde comer y descansar... A partir de los años 1960 el casi total abandono del cultivo de la tierra lleva aparejado que no se realice un mínimo mantenimiento de las casillas, derrumbándose varias de ellas y estando en serio peligro de hacerlo otras más. Desde la Asociación Cultural “La Diezma” se ha impulsado la consolidación y recuperación del máximo número posible de casillas. En 2013 el Ayuntamiento de Grisel restauró la primera de ellas, y en 2014 están previstas dos más.
Arquitectura sencilla y popular, pequeña y callada manifestación del pueblo con el valor del trabajo esforzado, lento, bien hecho y perdurable. Conservando y transmitiendo a las generaciones venideras este patrimonio etnológico, cultura en fin, hacemos un homenaje a las gentes que habitaron estas casas y estas calles en un tiempo más lleno de dificultades y penurias que el actual. Un pueblo que conoce y ama su pasado ve con más esperanza su futuro.