enero_250La Sociedad de Cazadores es una entidad más que forma parte de la comunidad de nuestro pueblo de Grisel. Tal vez es un poco desconocida para los que no son amantes de esta actividad cinegética y la caza les parece algo cruel, pero os puedo decir que a mí me sorprendieron el pasado domingo 22 de Enero que los acompañé a una batida de Corzos.

 

Me asombró el conocimiento que tienen de las características del monte y de los nombres de lugares y parajes, barrancos, lomas y collados: El ojo de la Pedrera, la Romerosa, la Fila olivo, la Pedrera, el Tapiao, y un largo etcétera que no recuerdo. Tal vez será interesante hacer alguna actividad, charla o recorrido con ellos para que nos enseñen (sobre todo a los niños) esos lugares y nombres que poco a poco se van olvidando.

 

La mañana comenzó con el papeleo burocrático: hay que hacer unas tarjetas y un listado con los nombres, D.N.I., etc. de todos los que participan, luego la planificación de cómo se va a desarrollar la Batida: lugares por donde se va a comenzar y continuar, colocación de los cazadores, zona de entrada y salida de la rehala de perros, (trajeron una docena de perros de un pueblo de la zona de Calatayud), seguridad (colocación de carteles por los caminos advirtiendo de la Batida, y ponerse cada uno un chaleco reflectante, como el que llevamos todos en el coche, para hacerse bien visible y evitar cualquier accidente).

 

Después de bien aclarado todo montamos en los coches y luego a pie cada uno acudió al sitio designado a esperar que los perros fueran “levantando” los Corzos y pasaran al alcance de las escopetas. Paciencia, tensión, nervios… y de repente tiros aquí y allá, ladridos, voces y gritos entre los olivos y las aliagas “ahí van”, “que suben”, “son cuatro”, “me cague…”, “dale, dale, dale”, “tuba, perro… perro…”

 

Conforme los perros y “el perrero” llegan a los puestos se van abandonando y se unen a ellos ya que se supone que los Corzos han pasado y no se han quedado detrás de la jauría. Reunidos de nuevo junto a los coches se forma el corro, sale algún cigarrillo, corre la bota de vino y se comenta lo acontecido: “¿Le habéis dado alguno?”, “A mi me pasado dos, pero lejos”, “¿Cuántos han pasado?”, “A dos metros he tenido uno y he fallado tres tiros”. “Seis han movido los perros nada más entrar”, “Venga, venga dejad la cháchara que se nos van a hacer las tantas…”

 

Y así, entre disparos, ladridos, charla, caminatas, olor a tomillo y romero, algún pinchazo de las aliagas, a ratos Sol y a ratos cubierto con el cierzo frío soplando se fue pasando la mañana. Dos Corzoscazaron durante la jornada y el que escribe cuatro, aunque eso si, los disparos los hice con mi cámara fotográfica. Después casi vino lo mejor, la comida y la tertulia posterior. En el bar de las piscinas Juanjo nos preparó una buena mesa con ensaladas, panceta, choriceta y unas costillas; de primero Jesús Martínez, el Presidente del coto, aportó una enorme cazuela de judías preparadas por su esposa, ¡deliciosas! Con los cafés y algún chupito la charla se fue desarrollando larga y placidamente con alguna que otra típica exageración de los cazadores.

 

Terminó la jornada en el huerto de Jesús con el desuello y la limpieza de las piezas para su posterior reparto. Espero que este pequeño artículo os haga conocer un poco mejor a los cazadores y se nos vaya de la cabeza esa idea que tal vez tengamos de crueles, sanguinarios o despiadados con los animales.

 

La práctica cinegética resulta muy importante para controlar la superpoblación de algunas especies como jabalíes, corzos ciervos o conejos que el progresivo abandono del medio rural ha propiciado y que resulta muy dañina para los cultivos al comerse, por ejemplo, los brotes nuevos de los frutales o arañar con sus cornamentas los plantones jóvenes provocando el secado y muerte de los pequeños árboles. También podemos valorar como positivo la presencia de los cazadores en el pueblo en fechas de frío y mal tiempo cuando muchos no acudimos y dan un poco de vida a Grisel y la camaradería, el compañerismo y la amistad que suele presidir sus relaciones.