Grupos de niños y niñas disfrazados de “diablillos”, otros grupos de más edad vestidos a modo de “cipotegatos”, las comparsas pirotécnicas de Los Diaples d’a Uerba, Arraclaus de Castelserás (Teruel) y Diables de Lleida, diablos de distintos pueblos y Dances como el de Salillas de Jalón, Barrio de San José de Zaragoza, Maleján, Talamantes, Pastriz, Bulbuente… y un largo etcétera, diversas Máscaras y Cipotegatos como el de Tarazona… todos ellos recibidos por el gran maestro de ceremonias, El Diablo del Dance de Cabañas y sus ayudantes. Y como no podía ser de otra forma, no faltó El Diablo del Dance de Grisel, que se presentó ante su anfitrión de La Almunia, compañeros y numeroso público con los siguientes versos:
Yo, el Diablo de Grisel,
terror de Ciesma y Moncayo,
acudo a vuestra llamada:
¡Hoy en La Almunia cenamos!
Ha preparado el menú
vuestro Rey de los Infiernos,
prometiéndonos buen vino
¡y unos Angelicos tiernos!
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Después las estrechas y laberínticas calles del casco antiguo de La Almunia asistieron atónitas a un pasacalles orgiástico de luz, color, ruido, humo música y fuego, terminando en el escenario de la llamada Plaza de los Toros donde se representó la quema del Obispo y la coronación del Diablo de La Almunia, con un final apoteósico danzando todos alrededor de la hoguera mientras se asaba la cena en los rescoldos. Eran las 12 de la noche.
[VER FOTOGRAFÍAS (María Marco Mayayo)]