olivasArtículo y fotografías sobre la recogida de las olivas y el "puente" de la Inmaculada en Grisel que nos envía Mari Cruz Ramírez

 

Amigos y convecinos de Grisel, en este puente de la Inmaculada que aún estamos disfrutando me pongo a teclear lo que ha dado de sí, el mismo. Han sido tres días muy intensos en los que varias cuadrillas de griseleros nos hemos acercado por allí. Unos, para descansar y alejarse del mundanal ruido y otros, la gran mayoría para coger las olivas, fuesen muchas o pocas.

El tiempo nos ha hecho de las suyas y aunque algunos han terminado su faena de recolección, otros no hemos tenido tanta suerte y aún nos queda mas de lo mismo para el fin de semana que viene.

 

El sábado tuvimos un día bastante inestable pero aún se pudo terminar el día en el campo, aunque, al atardecer empezó a caer una fina lluvia que duró prácticamente toda la noche y mojó todo lo que había que mojar. Los más arriesgados esperaron hasta las 11 ó las 12 y marcharon el domingo a sus olivas, pero los que esperamos a que secara bien no hemos podido ir hoy, día de la Inmaculada porque la lluvia de esta noche y la niebla espesa nos han acompañado todo el día impidiendo que nos cansásemos hoy, día de la Virgen.

 

Anoche, sin embargo aún nos pudimos juntar todos en el polideportivo para ver la película MAMMA MÍA que resultó bastante divertida pero que nos refrescó mucho.

 

A mí que me gusta revisar mucho las cuadrillas que estamos en Grisel, os contaré los que estábamos:

 

Los catalanes de Gumersinda Cabrejas, toda la cuadrilla. Sus primos, la familia de los Jovanes. Una buen grupo en casa de Marisol y José Ignacio, de Tudela.

 

Tano y Reyes con José Luis y Marisa, con sus respectivas familias y Manolo Lozano con los suyos. Todos los Magallón Ramirez con sus familias. Los Otín Arcega con Dora, hijos y nietos.

 

Jesús de Madrid y un amigo suyo para ayudar a Fortunato y Javier, también toda la familia. El hijo de Germán, José Manuel, con todos, cogiendo olivas.

 

En casa de Pilarín Gil de Bilbao, su hijo con un grupo de amigos. La casa de Mercedes Vela, también estaba llena de hijos y nietos. Además, estaba Tomás y su hijo Javier.

 

Jesús Lozano con sus hijos que ya parece que tienen terminadas sus casas y las disfrutan lo que pueden.

 

Todos estos que he nombrado son los no habituales pues estábamos muchos de los habituales aunque las calles se vieran vacías.

 

A todo esto hay que añadir que los campos del pueblo se han visto llenos de gente de otros lugares que acudían a la recolección y se veían grupos de coches por todas las partes de nuestro término.

 

Finalmente hoy, se ha reunido la junta de la asociación cultural para tratar sus cosas y cambiar impresiones, así que aún ha estado el pueblo mas animado.

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Como ya sabéis, desde la época de los romanos se tienen noticias escritas de lo afamado de nuestro aceite, nuestro vino y nuestros metales. Y nos cuentan varios escritores romanos de la época, como eran llevados nuestros productos a través del Mediterráneo hasta llegar a la misma Roma, capital del Imperio, en galeras cargadas con multitud de ánforas llenas del oro líquido de Hispania. Cuantas de ellas siguen todavía bajo el mar por culpa de tormentas, naufragios y ataques de piratas y corsarios.

 

Con esta tradición olivarera todavía seguimos, siendo el aceite de Jaén y el del Bajo Aragón de los más afamados, pero con menos ruido y más nueces, está el nuestro al que quieren dar la denominación “Aceite del Moncayo” según yo he leído.

 

Nuestra variedad de oliva es la Empeltre, pero tenemos algunos ejemplares de Aberquina. Existen otras como: Gordal, Apicual, Hojiblanca (la más abundante en Andalucía)

 

Nuestros términos olivareros por excelencia son: El Tapiao, Ermita, Samangos, Camino Añón. Por el otro extremo, Pedrera, Remerosa, Tiratinos, El Otrolao etc.

 

Todavía existe en nuestro pueblo, junto a la carretera el trujal que fue posesión de Jesús Ortín Ramirez, tristemente fallecido.

Pero lo malo es, que esta actividad milenaria está en peligro de extinción si no valoramos mucho mas, lo nuestro, auténtico y genuino de Grisel, nuestras olivas y nuestro aceite.

 

VOCABULARIO DE LA RECOLECCIÓN DE LA OLIVA

 

De vara, el verbo VAREAR: Golpear el árbol con las varas para tirar el fruto.

 

De manta, AMANTAR: Rodear el árbol con mantas para recoger las olivas dentro de ellas

CUMPLIR: Referido a las mantas, que estas cubran ampliamente el espacio que hay bajo el árbol.

ZUECA: Zona del tronco que queda sobre la tierra cuando se ha cortado el mismo para rejuvenecer el vegetal.

GARRA : Cada uno de los troncos que tiene un olivo. Puede tener uno ó varios de ellos.

TRUJAL ó ALMAZARA donde las olivas se transforman en aceite.

CAPAZAS : Esteras circulares donde se coloca el fruto triturado para exprimirlo.

PULIENTA : Resto que queda de la oliva, huesos y pieles y que después de los prensados se usa para quemarlo y dar energía calorífica.

 

EL TRUJAL “LA VERÓNICA”

 

El trujal LA VERÓNICA está situado en Tarazona en la calle Cariñena nº 1, junto a las monjas de Santa Ana y un poco mas arriba que la catedral.

 

Todos lo hemos conocido como el trujal de Lucio Zueco y un primo suyo, Ángel Zueco.

 

De este trujal se tiene constancia de su existencia en 1601, cuando se realizó la escritura de propiedad de un terreno comprado por Fray Diego de Yepes en el camino de Borja, para la edificación de un convento, colindante con este molino. El dicho molino en estas fechas debió de ser harinero, olivarero y batanero, aunque posteriormente, en la época de la desamortización de Mendizábal era únicamente molino de aceite.

 

En 1840 fue adquirido por Cristóbal Tudela al Cabildo de la Catedral de Tarazona pagándolo en parte, al Monasterio de Veruela y en parte a la Iglesia Catedral.

 

De Cristóbal Tudela, lo heredaron sus hijos Pedro y Pío. Pío, ultimo dueño del molino, abogado y viudo, lo vendió en 1871 a Matías Guadalupe y este a Francisco Gómara.

 

Fue este tal Gómara quien lo vendió a Pedro Barcelona tío abuelo paterno de Lucio y Ángel Zueco.

 

Desde entonces permanece en la familia Zueco, siendo afamado, tanto, por la calidad de su aceite virgen extra, como por el método tradicional con el que elabora el producto final con la marca OLITURIASO. En el año 1990 Fortunato Zueco lo vendió a su primo Ángel Zueco, siendo este, el único propietario en la actualidad.

 

En el año 2003 recibió la medalla BASILIO PARAISO a las industrias centenarias de Zaragoza y su provincia.

Mari Cruz Ramírez

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